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Los negocios por sobre la vida en los humedales: tercera vez se cajonea la Ley de Humedales



Se alzaron carteles, marcharon miles de personas, se hicieron travesías en kayaks, todo para dar a entender la importancia de estos lugares: los humedales. Zonas de una riqueza extraordinaria, lugares de refugio para animales, lugares que funcionan como esponjas evitando inundaciones y que filtran el agua, lugares que sirven de amortiguación para el cambio climático debido al secuestro del dióxido de carbono. Pero aún así, se volvió a cajonear por tercera vez la Ley de Humedales, después de más de 10 años de lucha.

En un humedal, el componente esencial es el agua, siendo ambientes que se inundan de manera temporal o permanente. Se los puede pensar como en la interfase entre ecosistemas totalmente acuáticos y totalmente terrestres. Esto genera que haya diferentes nichos posibles, al haber distintas alturas de agua, lo que los hace muy ricos a nivel de biodiversidad. Además, son grandes filtradores de agua como también reservorios de agua dulce.

En Argentina, ¿cuáles son los humedales? Se incluyen desde esteros, bañados, lagunas altoandinas, mallines, turberas, pastizales inundables, albuferas, rías y marismas. Por ejemplo, a nivel de Buenos Aires, existen varias zonas de humedales, como el Delta del Paraná, la planicie de inundación del estuario del Río de la Plata, lagunas y bañados del Parque Nacional Ciervo de Pantanos, entre otros.

Muchas veces se menciona la pérdida de bosques pero en comparación, los humedales desaparecen tres veces más rápido por la actividad humana. Gran parte de las amenazas contra este tipo de ecosistemas son: la puja inmobiliaria, la expansión de la frontera agrícola, las especies invasoras, como también el desconocimiento de su relevancia para el planeta.

¿Por qué se necesita una ley de humedales? Es clave una ley de presupuestos mínimos que aseguren su conservación, una ley que reglamente cuales son las actividades permitidas dentro de los humedales. La Ley de Humedales se quiere tratar de sacar hace más de 10 años, presentada ya en dos ocasiones y fue el 21 de diciembre del 2021 donde volvimos a perder la chance por tercera vez. En 2013 y 2016 se logró aprobarse en Senado pero luego se trabaron en la Cámara de Diputados hasta que perdieron estado parlamentario. El año pasado, se lograron unificar diez propuestas, donde la comisión de Recursos Naturales y conservación del Ambiente Humano, de la cámara de Diputados había dado dictamen de mayoría sobre el proyecto de ley de Humedales, donde se penalizan incendios intencionales en estos territorios, donde se regulan los contaminantes o residuos, incluyendo fumigaciones. A su vez, también se crea un Inventario Nacional de Humedales, un mapa donde muestra donde están los humedales de Argentina, sus características y funciones. Pero parece ser que el negocio inmobiliario es mayor que proteger estos ambientes. Si miramos las publicidades de los barrios privados armados sobre rellenos encima de los humedales, podemos ver que parte de los slogans hablan de acercarse a la naturaleza, vivir alrededor de ella. Aquellas personas compran un futuro, una casa para sus hijos e hijas, para que puedan tener una crianza mejor, rodeados de verde, cuando en realidad son lugares que destruyeron el hábitat de miles de animales que hacían de este mundo uno más sano. A su vez, los y las que luego se perjudican con las inundaciones, producto de la carencia de los humedales que funcionan de alguna manera como esponjas, son barrios populares que nada tienen que ver con la causa del destrozo de sus hogares. Los negocios inmobiliarios no piensan en el largo plazo, en cómo va a quedar el ambiente a su alrededor. Solo se fijan en la ganancia en el menor tiempo posible. El resto no es problema suyo. Y son estas maneras de ver las tierras que hacen que nuestro futuro se quede sin posibilidad de un ambiente sano.

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